El mundial y USA (destruyendo el mito)

Cuando llegué a Estados Unidos venía con muchos prejuicios, quizás demasiados. Tenía esa imagen de estar entrando a la capital del Imperio capitalista y que la gente era media tonta y  me iban a discriminar como si fuera un monito. Sin embargo no es nada así. Es cierto, sigue siendo la capital del imperio (pero para mi sorpresa Chile es más capitalista que Estados Unidos), siguen teniendo una política internacional que se escapa de cualquier comprensión humana, hay un par de personas tontas (como en todos lados) y yo parezco monito. Sin embargo, USA ha sido un país que me ha acogido con cariño y al cual le estoy muy agradecido. Sus políticos les cuentan mentiras, igual como nos cuentan a nosotros nuestros políticos, y justifican todo con esta idea del American dream, pero el ciudadano norteamericano, en general, es una persona justa, honrada, amistosa y buena onda.  Lentamente me he puesto medio gringo/mexicano. Ya no siento que la comida sea picante, me gusta mucho el desayuno, aprendí cómo se jugaba el football y hasta he cantado el himno.

(Me obligaron a aprenderlo en el colegio y cuando uno es niño mateo hace cualquier cosa por una nota)

(Aparte la canción tiene una bonita subida que me queda cómoda y aprovecho de lucir mi calidad vocal)

(Y la letra es bonita… y sería preciosa si fuera verdad)

(Igual hay que decir que yo encuentro espectaculares letras hasta en las canciones más ridículas…)

(“Planta una semilla, planta una flor, planta una rosa / Puedes plantar cualquiera de esas / Cuídalas / Cuídalas hasta ver cuál es la que crece / Es un secreto que nadie conoce / Es un secreto que nadie conoce / Mmmmbop / ba duba dop” )

(Es broma. No he cantado el himno jajaja. Quería puro verles sus caras. Me da pudor el sólo hecho de sabérmelo, ni me imagino cantándolo)

(Pero es verdad que me lo sé por culpa del profe de inglés del colegio)

(Y que tiene la subida bonita)

El mito más grande que he derribado en estas tierras es esa idea de que a los gringos no ven el mundial. Bueno, voy a ser muy sincero. Los gringos no están ni ahí con el futbol… pero están locos por el mundial. Antes del mundial todos se burlaban cuando les comentaba que yo jugaba futbol todos los sábados en la mañana y que mi fanatismo era tal que incluso tenía un equipo en el campeonato de la universidad. En Estados Unidos el futbol es un deporte de niñitas. Los niñitos juegan football y las niñitas soccer. Así de simple. Más de algún gringo me tiró la talla “ah buena… mi polola también juega eso” o “el equipo de mi hermanita chica está buscando rivales…” mientras ellos se vanagloriaban de disfrutar ese deporte tan rudo de pantalones apretados y hombreras a lo locomia. Como todo católico que se precie de tal, yo daba la otra mejilla y me aguantaba las bromas.

(Mentira. Los leseaba con que deberían cambiarle el nombre porque no es ni pelota, es un huevo, y además no se juega con el pie, se juega básicamente con la mano)

(Aparte ni soy católico)

Sobreviví casi dos años jugando y disfrutando mi futbol en este ambiente, en un principio, hostil. Entre medio conocí un par de gringos que seguían a su selección en las eliminatorias y por supuesto, infinitas personas de otros países que se enloquecían con el futbol igual que cualquier chileno (excepto el Jopi). Hay que decirlo, USA es el único país que no goza del futbol. Y sí, es cierto también, conocí a muchas gringas que jugaban a la pelota con una clase y talento que yo jamás podré igualar (y la mayoría de los amigos peloteros que tengo en Chile tampoco). Hasta me tocó jugar contra equipos de hombres que incluían un par de mujeres (totalmente permitido, incluso en los campeonatos).

La cosa es que llegó el mundial y los gringos enloquecieron (ver acá). Se llenaron de comerciales de futbol, la gente se apelotonó en los bares a la hora de los partidos, en mi departamento (el de ingeniería civil) habilitaron una sala con butacas (sí, leyó bien, butacas, na’ que sillas mulas) y pantalla HD que muestra todos, absolutamente todos, los partidos. Y no sólo eso, como que un día para otro todos los gringos se saben las canciones de su hinchada, saltan, gritan y proponen futbol como el tema ideal para conversar en el almuerzo. Todo el mundo me envía textos o mensajes cuando Chile gana (muy seguido), felicitándome y deseándome suerte. Mi Facebook está lleno de invitaciones a fiestas para ver el mundial. La emoción se siente en al aire cada día, y los alumnos ponen en streaming hasta el juego más inaudito (como los tres gringos que están ahora mismo disfrutando del Japón-Grecia mientras yo trabajo en el laboratorio de computación). Incluso mis compañeros más outsiders me preguntan cosas como “¿Es realmente Neymar un fraude?”, “¿Debió Klinsmann incluir a Donovan en su lista de 23?”, «¿Christianou or Messy?», “¿Crees que USA tiene posibilidades de ganar el mundial?” (true story… una amiga me preguntó eso último, pero cuando vio mi cara de “really? En serio me estai preguntando eso?” se puso roja y dijo: “ya.. si sé que es difícil, pero uno siempre tiene la ilusión…”).

Uno.

Siempre.

Tiene.

La.

Ilusión.

Y acá mi análisis ya no tiene casi ni techo ni órbita que lo cobije. Los gringos no sólo aman el mundial, sino que sueñan con ganarlo algún día. Así tal cual. Igual que los chilenos, que siempre hemos tenido ese sueño. Y no sé, como que ahora uno se la cree. Porque esta selección está llena de jugadores que se creen el cuento. No es como en el 98 donde el discurso era que enfrentarse a Italia eran “palabras mayores” o en el 2010 con un Bielsa que dejó de atacar cuando se vio clasificado. Acá no se hace la diferencia con nadie. Se planteó un objetivo muy simple: juguemos con la mayor intensidad posible. Y eso están haciendo Vidal, Alexis y compañía (por cierto, Vidal y Alexis son los únicos jugadores chilenos conocidos internacionalmente, según mi humilde perspectiva luego de conversarlo con fanáticos de diversas culturas y procedencia).

Portadas de los periódicos gringos luego de la victoria de su equipo (fuente: @ussoccer )
Portadas de los periódicos gringos luego de la victoria de su equipo (fuente: @ussoccer )
Chile 3 – Australia 1

Ayer, mientras veía a Chile derrotar al campeón del mundo inapelablemente y con un coraje que jamás había visto, sólo tenía una cosa en la cabeza. Les va a sonar raro, lo sé, pero ya llevo como 8 años auto-humillándome en este blog contando las leseras que se me ocurren y una lesera más o una lesera menos, da lo mismo.  No podía sacarme de la cabeza el video de “el Tarro”. El video es más que una tonta caida. Es una imagen perfecta de lo que es la vida (y el futbol). Es el caminar de un hombre frente a la adversidad y el retrato de sus amigos incitándolo a sobrepasar cualquier obstáculo, incluso esos que ningún hombre podría lograr derrotar (a menos que fuera en una moto). ¿No es eso acaso el camino que todos seguimos? ¿No es nuestra vida más que una serie de saltos en bicicleta? ¿No son nuestros amigos los que nos apoyan desde el lado? Y, cuando ya creemos que no existe desafío que nos detenga, zas! nos caemos a tierra subitamente. Nuestra cara se llena de tierra y esa tierra solo se limpia con el arrastrar de nuestras lagrimas. Todo iba bien. Todo era superable. Un neumático, dos neumaticos, una plumabit, una bicicleta. Tarro lo supera todo. Pero si se fijan, si le ponen verdadera atención, en el último salto una de las ruedas golpea brutalmente el último obstaculo: un tarro. Una alegoria de que el maximo obstáculo que nos separa de nuestras metas somos nosotros mismos.

No he visto el video ni una, ni dos, ni tres veces. Lo he visto decenas de veces. Si hasta de repente me da por pausarlo y observar con tiempo lo que el dinamismo de la historia me oculta a simple vista. No se alcanza a apreciar en el video, pero no es difícil imaginar el semblante de Tarro los segundos antes de cada salto. Cabeza erguida, mirada fija, labios deshidratados y ese brillo en los ojos que, si pudiéramos hacerle un zoom, veriamos el destino de Tarro reflejado. Un hombre ante su destino. No es una hazaña titánica imaginarse qué es lo que está pasando por la cabeza de Tarro en esos momentos. ¿Lo lograré? ¿Es este mi momento? ¿Es mi naturaleza la que me lleva a esto? ¿Trascenderé? Quizás hasta se imaginó tirado en el suelo tragándose las lágrimas de su propio auto-inflingido fracaso. O, cabe la posibilidad también, puede que hasta se imaginó volando por los aires, para caer limpiamente del otro lado, donde una multitud enloquecida lo esperaba para bañarlo en gloria. Quizás hasta dejó jugar esa idea por un buen tiempo en su cabeza. Se imaginó siendo el campeón mundial de salto en bicicleta, la pelicula que harian con su historia y, quien sabe, hasta el gol que metería en la final del mundial. Ya lo dijo Neruda en su crepusculario: «Quiero saltar al agua para caer al cielo». Aún así, la gloria de Tarro no estuvo en el éxito. Lo que lo hizo inmortalmente famoso es el hecho de no haberlo logrado. Millones de reproducciones en Youtube son fruto de la humillación, de esa maldita costumbre chilena de reirse del que ha fracasado. Pero este Tarro, ese Tarrito querido, ese niño chileno de las profundidades del campo, estoico emblema de una latinoamerica herida, recuerdo fugaz de esa infancia que muchos chilenos creíamos olvidada, sangre expuesta que nos hierve la nuestra, artífice de un dolor del que mucho se ha escrito pero nadie ha sabido expresar como él. Ese Tarro tiene las mismas ganas que esa selección chilena. Sin embargo, este equipo está convencido que no se tropezará consigo mismo. Veamos y disfrutemos con lo que se viene. Si no ganamos, a mi me basta con que hayamos querido ganar.

Chile 2 - España 0
Chile 2 – España 0

Hombre demanda por plagio genético a su hermano gemelo

«Son mis genes y no tiene derecho a usarlos»

Alfonso y Bastián Monsanto saliendo de tribunales

El empresario norteamericano Alfonso Monsanto ha presentado este Jueves una querella contra Bastián Monsanto, su propio hermano gemelo, acusándolo de «plagiar indiscriminadamente» sus genes al intentar ser padre. «He recibido la noticia que mi hermano Bastián ha dejado embarazada a su esposa y me parece fatal» comentó Alfonso y agregó que «él copió mis genes y los está usando sin pagarme ningún dolar».

Alfonso ha presentado pruebas médicas que aseguran él fue el primero en concebirse dentro del vientre materno. La madre, quién se ha mantenido al margen de la polémica, declaró en tribunales que no está segura del orden que se gestaron sus hijos y asegura no haber tenido  «ningún control ni responsabilidad sobre eso». Bastián se defiende argumentando que «si copié sus genes lo hice de manera involuntaria» y pide a su hermano que recapacite: «¿Quién le da derecho a Alfonso a patentar algo que produce vida? Se requiere algo más que genes para engendrar un hijo».

 Los abogados de Alfonso Monsanto esperan obtener un indenmización de varios millones de dólares, pues «la identidad de una persona no es algo con lo que se pueda jugar» y amenazan desde ya que repetirán la demanda en el caso que Bastián quiera seguir aumentando su descendencia. «Nuestro cliente ya ha sufrido bastante viendo como otro hombre lleva su cara por el mundo como si no pasara nada. ¿Debe aguantar que más encima el ladrón profite con lo que ha robado? Ya es hora que pague y se haga justicia»

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PD: Las «freaking news» ya tienen su sección en batig.

Estudiantes de Hogwarts protestan por cambios en la educación

Los disturbios ocasionados por algunos grupos acaban con decenas de alumnos en la enfermería

El cuestionado método de selección

Cerca de  mil alumnos acamparon 3 días en el Gran Comedor de Hogwarts, tradicional punto de encuentro de la comunidad mágica, como una forma de protestar por un sistema educacional que consideran injusto. Hermione Granger, líder del movimiento estudiantil, acusó un «sistema de ingreso viciado» donde «se debe esperar recibir una carta de dudosa procedencia» y que «debemos someternos a la irrevocable decisión de un tirano sombrero», haciendo referencia directa al Sombrero Seleccionador, único encargado de elegir a cual de las cuatros casas deberá pertenecer cada alumno por el resto de su vida. «Queremos un sistema donde los estudiantes puedan demostrar de lo que son capaces y todos tengan las mismas oportunidades» agregó decidida.

Albus Dumbledore, director del internado, prefiere no alarmarse y asegura que el Sombrero Seleccionador es un criterio excelente pues «analiza la mente del estudiante y lo asigna a la casa perfecta dependiendo su personalidad e inteligencia. «¿Qué más quieren? ¿Una pruebita con alternativas?»

Cuando un grupo de alumnos comenzó a agitar carteles con mensajes de «por un Hogwarts transparente», «el que no salta es Severus» o «quién tú sabes hizo lo que tú sabes cuando lo supiste», las autoridades del colegio dispersaron a la multitud con una decena de Dementores. A pesar de que los lesionados coparon la enfermería, en el ministerio de magia no descartan ocupar métodos represivos más efectivos. «No nos dejaremos amedrentar, detendremos a estos violentistas con Avada Kedabra si es necesario» declaró el ministro en el periódico El Profeta.

Durante el día de mañana algunos estudiantes de Gryffindor, Hufflepuff y Ravenclaw se reunirán en una cámara secreta para determinar como hacer efectivas sus demandas. Los alumnos de Slytherin, en cambio, se han negado a participar pues consideran que cualquier otro mecanismo distinto al Sombrero Seleccionador podría» permitir que algunos sangre sucia entren a nuestra casa» y que lamentablemente «acá no tenemos alacena».

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PD: Post número 150!!!!!!!!!!!! =)

PPD: En verdad es el número 151! Se me olvida que existe un «post fantasma»

PPPD: Ahora pueden comentar usando twitter y facebook! fun! fun! fun! fun!

Niño come borde de pan de molde por accidente

Psicólogos no descartan graves secuelas.

Recreación de la mordida (ningún niño fue dañado durante la producción de esta imagen)
Recreación de la mordida (ningún niño fue dañado durante la producción de esta fotografía)

Consternación absoluta sintió la comunidad del Colegio Diez por Ciento cuando en la horita de la merienda, Pedrito Tapia González, alumno de 6 años de edad, comió por error la orilla de su sandwich de pan de molde. A pesar de que la desesperación se apoderó del pequeño, pudo ser derivado rápidamente a la posta central debido al oportuno aviso de sus compañeros de clase, quienes presenciaron incrédulos  el suceso. Según el director del establecimiento, Juan Joan John, el niño «no paraba de gritar» y «trataba a toda costa de escupir la sustancia tóxica ingerida», sin embargo «el rápido actuar del personal administrativo, profesores y brigada escolar» permitió que «el hecho no pasara a mayores».

Mientras la madre aún no se explica la razón de lo sucedido y se plantea seriamente enviar los sandwichs de queso con jamón en un pan frica o quizás una marraqueta, el padre reclama que su hijo estaría en perfectas condiciones si no fuera por una seguidilla de negligencias por parte del hospital. «En vez de abrirlo y extraerle el pedazo de pan, han decidido darle leche» contó indignado y agregó que «lo último que necesitaba mi hijo es que alguien le completara el desayuno». El doctor encargado del caso se defiende argumentando que «es de conocimiento público que una exagerada ingesta de leche en un intervalo corto de tiempo provoca la posterior devolución de lo comido recientemente», pero que la compleja operación médica no pudo ser llevada a cabo porque el niño se negó a tomar leche sin nesquik. «Si quieren un culpable, deberían preguntar en el ministerio por el presupuesto tan limitado con el que contamos».

Cassie Ainsworth, psicóloga especialista en traumas generados por alimentos, asegura que el niño sufrirá varias secuelas. «Será difícil que vuelva a comer como una persona normal» pronostica y aconseja a los padres a que tengan una dedicación especial con el niño, pues la falta de confianza gastronómica repercutiría directamente en el aprendizaje y en la futura vida en pareja. Pedrito no ha salido de su habitación desde el día de ayer y únicamente acepta comida previamente examinada por la unidad toxicológica de la Universidad de Chile. «Quizás éste sea el momento de comprarle el Nintendo que le prometimos» afirmaron los padres a modo de consuelo.

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PD: Hacía mucho rato que quería empezar esta sección de «freaking news» en batig. Ojalá les guste!

PPD: Estaré reporteando para ustedes… en busca de todas esas noticias que les interesan!

Pasajero Incógnito

La historia que les voy a contar no es ficción. Corresponde a un evento documentado, un hecho perdido en los anales de la humanidad. Hoy leo lo que recién acabo de escribir (y lo que ustedes se aprontan a leer) y una corriente helada recorre mi rostro, como el lamido de un perro muerto. Pensé en no publicarla jamás… pero también pensé en que todo ya está escrito y que si no lo hago probablemente otro lo hará. En cierto sentido ésta es la posibilidad que tengo para maquillar los sucesos y sacar a la luz la historia de Calibrí de manera clara, precisa y sin lugar para los débiles.

Calibrí es una hermosa ciudad, capital de un país que prefiero no nombrar (googleen por último). Como toda capital alberga una enorme cantidad de personas , tendiendo al desorden y la inmundicia. En sus inicios fue un pueblo productor de hemoglobina sintética (de vital importancia en el periodo post caída del Imperio Romano), pero desde el 1900, debido a una recesión, tuvo que cambiar su rumbo. En el último siglo aumentó considerablemente sus ingresos produciendo conejitos de pascua. Los Calibrianos se especializan en criar conejos, pintarlos de rosado o celeste, entrenarlos para repartir huevitos de chocolate y luego exportarlos a diversas partes del mundo donde el mito de la Pascua necesita ser mantenido. Eso, entre otras cosas, explica porque sus padres cuchicheaban entre ellos los días previos al Domingo Santo (estaban ajustando los últimos detalles de la encomienda). Y también explica los años en que no recibió chocolates (Calibri se volvió tan popular que muchas veces fue incapaz de satisfacer la demanda debido a la naturaleza monopólica del negocio).

La modernidad sobrecogió a Calibri. El alcalde tomó medidas tontas y desesperadas: Prohibió el uso de artefactos eléctricos los días 17 del mes, contrató 100.000 chinos como ciudadanos para que descongestionaran las calles con sus bicicletas y duplicó la extensión del Tren Subterráneo (Metro). Bonitos fueron los días en que el alcalde, tijera en mano, inauguró las nuevas estaciones. Algunas incluso tenían bar-restaurant, cine arte, piscina olímpica y estadio propio. “Cuando ves al alcalde cortando la cinta roja por televisión te sientes orgulloso de ser un Calibriano” comentaría Nod Clemaan, el cantante y cientista político más popular de Calibrí. Sus éxitos musicales (que usted puede descargar a través de su programa P2P favorito) fueron opacados por su supuesto romance con la hija del alcalde. Nunca se corroboró, pero Calibri no estaba dispuesto a siquiera sospechar que el gran Nod podría tener un romance con gente de esa talla. El tipo se desperfiló tanto que tuvo que dedicarse a la carrera más apabullada de todas (y la menos fiscalizada): política. ¿Quién iba a pensar que el autor de temas tan cándidos como “Baby, I’ll Kill You so Much” o “You are the Master-Key of My Heart” terminaría así?

La ciudad colapsó. El metro no se la podía. La gente se vio obligada a viajar apretada e incómoda. Era tal la desesperación por entrar a los vagones (entrabas a la fuerza o soportabas una espera de hora y media) que algunos, al ver los carros llenos, pedían que se les tomara y alzara al techo, como una estrella de rock lanzándose a su público. Cuando llegaban a su estación de destino pedían amablemente que se les lanzara hacia fuera. Esta técnica tuvo su popularidad, incluso personal de Metro instaló máquinas de Karaoke en los andenes, como para “preparar la atmósfera”.

Pero no todo el mundo consideró que convertirse en rock-star por un viaje era una buena solución. Pronto los disgustos se apoderaron de todos los corazones. La gente viajaba enojada, discutían entre ellos y terminaban a golpes. En las calles se organizaban marchas (que nunca se concretaban) y se colgaban carteles con leyendas del estilo “No somos animales”, “Por un Transporte Digno para Calibri” o “Vamos Calibri que esta noche tenemos que ganar”.

El Alcalde sintió que su carrera política estaba en peligro. Reunió a sus asesores (su perro favorito y un viejo senil que tenía la gracia de haber sido el único alcalde en la historia de Calibrí que no fue asesinado al final de su mandato) y se enclaustraron por 3 años buscando la respuesta. Cuando quedaban dos meses para las elecciones el alcalde salió a la calle, conversó con la gente y promocionó su propuesta: El Pasajero Incógnito. La idea era la siguiente: un empleado de Metro se disfrazaría de “persona” y viajaría de incógnito dentro de los vagones. Si él veía que alguien se comportaba de manera ejemplar o incentivaba los buenos modales y el cariño entre los usuarios, le regalaría un automóvil último modelo (para que no tuviera que usar el transporte público de nuevo). Los Calibrianos quedaron encantados con la idea.

En un principio todo funcionó perfecto. Cada  semana aparecía en el canal local número 37 (Calibrí tiene 350 canales propios) el testimonio de un feliz ganador. La mayoría había cedido su asiento a una viejecita o habían ayudado a un lisiado a subir las escaleras. El alcalde sonreía, su idea realmente había mejorado el ambiente dentro del metro. Es cierto que la gente seguía esperando horas y viajaba apretada, pero por lo menos ya no existía la violencia de antaño.

Pero luego de unas semanas el Pasajero Incógnito se volvió un caos, un arma de doble filo. El transporte público era tan malo que todos sentían que su última esperanza era ganar el auto que regalaban en el concurso. Se crearon websites especializados, administrados por antiguos ganadores, donde se enseñaban estrategias para sorprender al Pasajero Incógnito. A diario se actualizaba en YouTube un canal donde aparecían videos de los empleados de Metro que podían ser el Pasajero Incógnito, provocando persecuciones y extorsiones. La corrupción se apoderó del concurso. El caso más emblemático fue el de un Pasajero Incógnito que regaló el automóvil a uno de sus vecinos, quien lo llevaba todos los días al trabajo.

La situación era crítica… pero nada que una buena fiscalización (o un cambio periódico de Pasajero Incógnito) no pudiera solucionar. La verdadera agonía llegó de la calculadora y fría mente de Lamb Segundo. Lamb Segundo era un calibriano común y corriente, sin ninguna historia que contar y sin ninguna gracia que admirar. Viajaba en Metro todos los días para llegar a Chorizo-Express-Fantasy, restaurant céntrico y pintoresco donde trabajaba como mesero. Su existencia tomó vital importancia cuando se le ocurrió que podía ganar el Pasajero Incógnito si, al momento de que se abrieran las puertas del carro, dejaba pasar a todos las personas que querían entrar. Como cuando uno va a entrar a una puerta, se detiene, se hace a un lado y dice sonriente “las damas primero”.

La idea de Lamb era astuta, tentadora. Apenas la puso en práctica fue imitada. Todos se dieron cuenta que, copiando la idea de Lamb, podrían ganar el concurso. Al día siguiente los andenes se llenaron, pero nadie se subió. Todos esperaban “cortésmente” que el resto subiera primero, mientras los trenes se paseaban vacíos por las estaciones. El caos fue total. Las filas salían del subterráneo y daban vueltas por toda la ciudad. Calibrí fue una ciudad paralizada. Incluso algunos salían de su casa y la fila los esperaba en el antejardín. Cuentan que una persona, buscando el inicio de la fila, caminó tanto que llegó casualmente a su destino (su trabajo).

Pasó una semana y la situación fue insostenible. Los calibrianos, presionados por la necesidad de viajar, prefirieron olvidar al Pasajero Incógnito y volvieron a su acostumbrada violencia. La agresividad contenida durante tanto tiempo dio sus frutos. Se registró la mayor cantidad de empujones mortales a las vías del metro en toda la historia de Calibrí. Un tercio de la población murió atropellada por el tren o por la manada de personas que corría despavorida en las estaciones para tomar el metro. Un tercio de personas desaparecidas hizo que el servicio se normalizara y pudiera transportar a todos los ciudadanos a todos sus destinos.

El plan del Alcalde había surtido efecto. El día de su re-elección saludó a sus seguidores y prometió preocuparse por Calibri hasta las últimas consecuencias… por lo menos mientras estuvieran cerca las próximas elecciones.

 

PD: Cuando me cuesta dormir me gusta contarme cuentos. Éste se me ocurrió anoche. Como ven se me ocurren puras tonteras. XD